miércoles, 18 de marzo de 2009

EL “EVANGELIO” DE JUDAS II

Los medios de comunicación han dado a conocer la publicación de un antiguo texto manuscrito encontrado en Suiza en 1983, en idioma copto y que correspondería a un supuesto “Evangelio de Judas”. Presentamos algunas precisiones al respecto.
Evangelios Apócrifos. El texto pareciera estar fechado entre el siglo IV y el siglo V, es decir, unos 300 ó 400 años después de la vida de Jesús. Es imposible, por lo tanto, que sea Judas su autor directo, sino que puede tratarse de una copia del “Evangelio de Judas”, citado por San Ireneo de Lyon hacia el año 180.
Fue redactado por la secta gnóstica de los Cainitas, y presenta a Judas Iscariote de una manera positiva, como un personaje que sólo habría obedecido a una supuesta orden divina de entregar a Jesús para que pudiera cumplirse la obra de salvación.
Siempre se supo de la existencia de Evangelios Apócrifos, es decir, no inspirados porque no contienen la verdad acerca de la Revelación de Dios y su deseo de salvación para la humanidad y desde siempre fueron rechazados por la Iglesia porque son incompatibles con la fe.
La Iglesia nunca ha ocultado o negado la existencia de estos documentos. Al contrario, estos textos han sido publicados por editoriales a través del mundo entero, como la Biblioteca de Autores Cristianos (BAC), entre otras.
Los Evangelios Apócrifos no son reconocidos como inspirados por Dios porque simplemente buscaban satisfacer la curiosidad de algunos, o contenían leyendas fantasiosas respecto a Jesús, o explicaban opiniones particulares de algunas sectas acerca de Cristo. No buscaban la verdad más profunda sobre Dios y su obra salvadora.
Algunos de estos Evangelios Apócrifos pertenecen a sectas gnósticas, como la de los Cainitas, cuyo propósito principal era reivindicar figuras del Antiguo y del Nuevo Testamento que cayeron en la mal-dad, como Caín (que mató a su hermano Abel) y como Judas (que traicionó a Jesús). Los gnósticos pretendían que la salvación se logra sólo por el conocimiento que tengamos de Dios, no por obra del amor y de la misericordia de Dios, que envió a su Hijo Jesús al mundo.
Diferencias entre cristianos y gnósticos. Una diferencia fundamental entre los gnósticos y los católicos radica en su concepción sobre del origen del mal en el mundo. Los cristianos creemos en un Dios bueno que ha creado un mundo bueno. Los gnósticos creen en un Dios que ha creado el mal y ha creado al mundo de manera desordenada.
Los cristianos creemos que la maldad nace a partir del mal ejercicio de la libertad con la que Dios nos ha creado, porque Dios siempre respeta nuestra libertad. Los gnósticos afirman que Dios quiere el mal en el mundo y por eso se explica la acción de los hombres malos, como Caín o Judas.
Dios conoce todas nuestras intenciones, incluso los errores, peca-dos y decisiones equivocadas. A veces se vale de ellas para obtener un bien en su plan providencial para el hombre.
Asumiendo estas orientaciones y aclaraciones, podemos entender de mejor manera lo que puede representar un texto como el que co-mentamos y cómo ello no afecta en nada la fe y la doctrina católica. Así, podemos responder algunas otras interrogantes.
El drama de Judas. ¿Cómo podemos entender el papel y la persona de Judas Iscariote? Judas fue, como todos los demás seres huma-nos, un hombre creado con el atributo de la libertad. No se puede decir que Dios buscó que Judas cayera en el mal y se viera obligado a cumplir un rol histórico ya determinado, como una opción fatalista a la que no podía sustraerse de ninguna manera. No nació con el sello de una condena fatal. Judas usó su libertad para hacer el mal.
¿Por qué despiertan tanto interés temas o libros como el “Evangelio de Judas” u otros similares? La obra musical “Jesucristo Superestrella” y algunos ejemplos de la literatura reciente nos muestran una figura de Judas que podríamos llamar “simpática” o “benevolente” respecto a este personaje. Ello llama la atención y es una invitación a que ese tratamiento de la persona redunde en éxitos mediáticos y comerciales, en una pretendida perspectiva sociológica.
Jesús, Único Salvador de la Historia. ¿Cuál es la única fuente segura para conocer la obra, las acciones y la enseñanza de Jesús? Sólo los Evangelios son obras inspiradas por Dios y se les reconoce una autoridad divina, ya que Dios. Nos referimos a los textos de San Marcos, San Mateo, San Lucas y San Juan. Son libros canónicos, reconocidos desde los inicios del cristianismo por la autoridad de la Iglesia. Además quienes los redactaron fueron testigos directos de la vida de Jesús; escucharon su enseñanza, vieron sus milagros, dan testimonio de la condena, la muerte, la sepultura y la misma resurrección de Jesús. Mientras más tardíos sean algunos escritos, más dudosa se vuelve la autenticidad y fidelidad de la transmisión de estos hechos hasta nuestros días.

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