jueves, 22 de enero de 2009

DEBERES DE LOS HIJOS PARA CON LOS PADRES (1ª. PARTE) - Bogotá, Noviembre 2008

Queridos fieles, Hoy comienza el tiempo de adviento, tiempo de penitencia: el color de los ornamentos es morado, no hay flores en el altar, el órgano ya no se puede tocar como antes (ahora sólo para acompañar el canto).
Este tiempo de penitencia sirve para preparar nuestras almas para la Navidad, para ser más agradables a Nuestro Señor.
Bueno, queridos fieles, ¿y qué penitencia vamos a hacer nosotros? ¿ya la hemos escogido?
¿vamos a ayunar a pan y agua? ¡no!
¿vamos a pasar todas las noches, de rodillas, con los brazos en cruz? ¡tampoco!
¿vamos a flagelar nuestros cuerpos hasta que salpique la sangre por las paredes? ¿vamos a desgarrar nuestras carnes con un flagelo? ¡no, tampoco!
Bueno, ¿entonces, qué penitencia podemos hacer que sea agradable a Dios?
Pues cumplir bien nuestros deberes de estado, y sobre todo dentro de la familia, esto sí que Dios lo quiere:
que el papá sea buen papá, buen esposo;
que la mamá sea buena mamá, buena esposa;
que los hijos sean buenos hijos, buenos hermanos entre sí.

El querer hacer las penitencias que hemos dicho antes, sin cumplir nuestros deberes de estado, es pura vanidad, es orgullo, presunción.
Y para cumplir bien nuestros deberes de estado, tendremos siempre el modelo perfecto en la Sagrada Familia, y muy particularmente en el ejemplo de Nuestro Señor.

¿QUÉ NOS DICE LA SAGRADA ESCRITURA ACERCA DE LA VIDA DE NUESTRO SEÑOR Jesucristo, desde la edad de doce años, hasta la de treinta?
Nos dice simplemente que vivió en Nazaret, con sus padres, y que les estaba sujeto: “Erat subditus illis”. ( Lc.2,51)
¡CUÁNTAS ENSEÑANZAS encierran estas pocas palabras: “y les estaba sujeto”. ¡Sí, cuántas enseñanzas para todos, y sobretodo para los hijos!

¡Nuestro Señor tenía 30 años y seguía viviendo en casa con sus padres y les obedecía! ¡No se independizó antes, no se fue de la casa cuando era jovencito!

QUIZÁS, ALGUNA VEZ Hayamos PENSADO, que Nuestro Señor habría hecho un gran bien, si desde muy chico se hubiese dedicado al ministerio público:
¿Qué bien no habría hecho con una larga vida pública?
¿Qué gloria no habría procurado a su Padre celestial?
¿Qué de pecadores no hubiera convertido con sus predicaciones y milagros?
¿POR QUÉ, PUES, VIVIÓ TANTO TIEMPO RETIRADO Y DESCONOCIDO de los hombres?
¿NECESITABA ESE TIEMPO PARA PREPARARSE a la predicación de su Evangelio, en la que no empleó más que tres años de su vida?
NO, SIN DUDA: Él podía anunciar el Evangelio desde la edad que Él hubiera querido, porque nada podía faltarle para cumplir su misión, Él es la Sabiduría infinita.
Pero el divino Salvador quiso practicar antes lo que debía enseñar después;
quiso guardar silencio antes de hablar, obedecer antes de mandar.
Nos dio el ejemplo de la humildad y de la obediencia, antes de enseñárnoslas con sus palabras.

¡EJEMPLO ADMIRABLE, queridos fieles, que nos persuade de una manera muy elocuente, de la sumisión y obediencia que les debemos a los que han recibido de Dios la autoridad para conducirnos y mandarnos!
UN DIOS DE MAJESTAD SUPREMA, SE SOMETE A UNAS CRIATURAS;y ¡la criatura se niega a someterse a Dios, obedeciendo a los que ocupan su puesto!
¡MONSTRUOSIDAD INAUDITA!
HOY QUIERO DIRIGIR ESTAS PALABRAS ESPECIALMENTE A LOS HIJOS;
Todo el que sea hijo: aprenda del ejemplo de Nuestro Señor al querer sujetarse a sus padres; Y recuerde el respeto y la obediencia que les debemos a los nuestros.

¿Y CUÁLES SON LOS DEBERES DE LOS HIJOS PARA CON SUS PADRES? Menciono los cuatro más importantes: Amarlos, respetarlos, obedecerlos y socorrerlos.

VEAMOS HOY LOS DOS PRIMEROS: el deber de amarlos y el de respetarlos. Dejaremos los otros dos para después.

I.- LOS HIJOS ESTÁN OBLIGADOS A AMAR A SUS PADRES.

ESTE ES UN DEBER QUE LA NATURALEZA, DE ACUERDO CON LA RELIGIÓN, nos impone a cada uno de nosotros; pues si estamos obligados a amar a nuestro prójimo, no sólo porque Dios nos lo manda,
sino también por las relaciones y la conformidad de la naturaleza que tenemos unos con otros, ¿cuál deberá ser nuestro amor a los padres, con quienes tenemos tan particulares relaciones?

SI DISFRUTAMOS DE LA VIDA, a ellos se la debemos, después de Dios:
la existencia que nos han dado, ¿no les da el derecho de decir que somos una parte de ellos mismos, la carne de su carne, la sangre de su sangre, los huesos de sus huesos?

¿QUÉ AMOR NO DEBEMOS PROFESAR A UNOS PADRES, que han tenido tantos cuidados para conservarnos la vida, que han experimentado por nosotros tantos trabajos y fatigas, que se han expuesto a tantos peligros,
y se han privado muchas veces de lo que podía complacerles, y aún de lo más necesario, para subvenir a nuestras necesidades?

¡CUÁNTAS ATENCIONES, CUÁNTAS PENAS, CUÁNTAS INQUIETUDES NO TUVO ESA TIERNA MAMÁ cuando llevaba a su hijo en su seno!
¡Qué de dolores no sufrió al darle a luz! Y después, ¡qué vigilancia para atender a sus necesidades! ¡Qué de insomnios ha padecido! ¡qué caricias para enjugar sus lágrimas!
¡cuántas precauciones para preservarle de las incomodidades del frío y del calor, para apartarle de los peligros de la muerte! ¡cuántas preocupaciones al menor síntoma de dolor y de enfermedad que aquel hijo sentía!
¡QUÉ DE ANGUSTIAS, QUÉ DE PENAS, QUÉ DE TRABAJOS CORPORALES Y ESPIRITUALES NO HA TENIDO ESE PADRE para ganar la subsistencia de sus hijos! ¡cuántos esfuerzos para procurarles una buena educación!

¿NO SON ESTOS MUCHOS MOTIVOS para amar a un padre y a una madre, y estarles justamente agradecidos?
DIOS, POR ESTAS MISMAS RAZONES, en el mandamiento que nos da de amar al prójimo, propone a nuestros padres por primer objeto de nuestro amor, porque nos tocan de más cerca, y les debemos más que a cualquier otra persona.

¡DE QUÉ DUREZA, DE QUÉ INGRATITUD NO SE HACEN PUES CULPABLES ESOS HIJOS DESNATURALIZADOS, que, muy lejos de profesar a sus padres el amor y agradecimiento que les deben, les odian, les desprecian, no pueden verles ni sufrirles!
¡Y hay ALGUNOS HIJOS QUE LLEGAN HASTA EL CRUEL EXTREMO de darles malos tratamientos, cuando esos pobres padres no tienen bastante fuerza para castigarles ó resistirles!
¡Y HAY ALGUNOS HIJOS TAN BÁRBAROS, que desean la muerte a los que les han dado la vida, para poseer sus bienes y vivir al arbitrio de sus pasiones, sin penas ni preocupaciones!

A ESTOS MALOS HIJOS, UN SACERDOTE LES DIRIGIÓ ESTAS PALABRAS: “Hijos ingratos, que no merecéis ver la luz, vosotros sois parricidas, merecéis que la tierra abra sus abismos bajo vuestros pies para tragaros;merecéis que las fieras os devoren, y que los cuervos os arranquen los ojos (como dice la Sagrada Escritura), merecéis que os despedacen el corazón y os roan las entrañas.
Pero, tarde ó temprano, si no cambiáis, sentiréis la maldición del Señor…
Las amenazas que Dios os hace en sus divinas Escrituras y los terribles castigos que ha impuesto a los hijos de vuestra índole, son pruebas convincentes de ello”.

DE ESTO, TENEMOS UN EJEMPLO EVIDENTE en la persona del pérfido Absalón, a quien el odio y la ambición hicieron tomar las armas contra su padre David, para quitarle a un tiempo la corona y la vida.
PERO ¿CUÁL FUE SU TRISTE SUERTE? El Señor frustró sus ambiciosos designios, su ejército fue derrotado por el de David; y mientras Absalon huía, para evitar la muerte que merecía, pasando por debajo de un árbol, se quedó atorado y suspendido por los cabellos; y en este estado vergonzoso, lo encontró el general del ejército de David, el cual lo atravesó con tres lanzadas, pereciendo de esa vil manera ese mal hijo.

¡HIJOS, hijas, AMAD A SUS VUESTROS PADRES!; este un sagrado deber del cual no pueden jamás, ¡JAMÁS!, ser dispensados.
¿Y CÓMO PUEDEN SABER USTEDES QUE SÍ AMAN A SUS PADRES COMO DIOS LO MANDA?
¡Es fácil!, un autor escribió lo siguiente: “se sabrá que vosotros amáis verdaderamente a vuestros padres cuando: les queráis tanto bien como a vosotros mismos, cuando les deseéis una salud tan perfecta, una vida tan larga, una suerte tan favorable como a vosotros mismos; cuando améis su compañía, pues al ser humano le gusta permanecer al lado de las personas que ama; en cambio, cuando se huye de ellos, como hacen un gran número de hijos, que nunca creen estar peor que cuando se hallan en compañía de sus padres, esto es una prueba de que no se les ama mucho”.
EN FIN, TAMBIÉN CONOCEREMOS QUE AMAMOS A NUESTROS PADRES, cuando les manifestemos el respeto que les debemos. Es el segundo punto.

II.- LOS HIJOS ESTÁN OBLIGADOS A RESPETAR A SUS PADRES.

DIJO DIOS: “Honra a tu padre y a tu madre” (Exod., x)
NO HAY QUE CONTENTARNOS CON TENER AMISTAD Y TERNURA interna para con nuestros padres, también hay que darles pruebas exteriores del respeto que les tenemos.
NUESTROS PADRES OCUPAN EN LA FAMILIA, EL LUGAR DE DIOS; son sus imágenes, y después de Dios, son los primeros a quienes debemos amar y respetar.
TODO SE LO DEBEMOS A DIOS, como a la causa primera que nos ha dado el ser; Y también, todo se lo debemos a nuestros padres, como a las causas segundas a quienes Dios ha dado la fecundidad para nuestra existencia.

HONRAR A LOS AUTORES DE NUESTROS DÍAS, es honrar a Dios mismo, cuya paternidad representan; por el contrario, despreciarles, es despreciar a Dios mismo, que les ha comunicado su poder; PARA INDUCIROS A ESTE RESPETO, recordemos las recompensas que el Señor promete a los hijos que cumplen este deber.
Notemos que este mandamiento de honrar a los padres tiene una prerrogativa especial.
En efecto, entre todos los mandamientos del Decálogo, no hay ninguno a cuya observancia haya Dios señalado una recompensa temporal, como al de honrar a los padres: Dijo Dios: “Honra a tu padre y a tu madre, a fin de gozar larga vida en la tierra” ES DECIR, una vida llena de bendiciones del Señor, espirituales y temporales; una vida cuyos dolores y penas serán suavizados por dulzuras interiores: la obediencia y el respeto que tributemos a nuestros padres nos merecerán el consuelo de ser nosotros obedecidos y respetados de nuestros hijos.

BUENO, ¿Y EN QUÉ CONSISTE LA HONRA Y EL RESPETO QUE LOS HIJOS DEBEN A SUS PADRES?
Ellos deben manifestarlo en sus palabras y con su obediencia.
Los hijos deben hablar siempre a sus padres con modestia y humildad;
Darles, en cuantas ocasiones se presenten, pruebas de la profunda veneración en que se los tiene, ya sea saludándoles afablemente, ya sea levantándose cuando entran ó salen, cediéndoles el primer lugar, etc.

ESTE RESPETO TAMBIÉN CONSISTE EN SUFRIR SUS DEFECTOS,
en escuchar con sumisión sus decisiones, sus reprimendas; en pedir y en seguir sus buenos consejos.

¿QUÉ DIREMOS, PUES, DE ESOS HIJOS E HIJAS INSOLENTES, que se muestran altaneros con sus padres, Que los contristan con palabras injuriosas y despreciativas, que los tratan con desdén, que los menosprecian por sus defectos, que los insultan, que les dirigen amargos reproches sobre sus debilidades e imperfecciones, y tienen, a veces, menos deferencia a su persona que a la de un criado ó de un extraño?

¡AH! ¿DE QUÉ CRÍMENES NO SE HACEN CULPABLES esos hijos que así tratan a sus padres, y qué diluvio de males no atraen sobre sus cabezas?
DICE EL ESPÍRITU SANTO: “Maldito es el hijo que no honra a sus padres;
maldito en sí mismo, por los males que le agobiarán; maldito en sus bienes, que perecerán; maldito en sus hijos, que le harán gemir, y le darán días de aflicción yde tristeza”.
DE TODO ESTO NOS OFRECE LA SAGRADA ESCRITURA UN EJEMPLO memorable en un hijo de Noé, que, por haberse burlado de su padre, fue maldecido con toda su posteridad: Cam.
Y aún hoy perdura la maldición.

EXCLAMÓ UN AUTOR: “¡Aprended, pues, hijos, a honrar a vuestros padres en cualquier posición en que los veáis, pobres ó ricos!: si vuestra fortuna es superior a la suya, no debéis despreciarles, como ciertos hijos, que pretenden desconocer a sus padres pobres; y que se creerían deshonrados con darles testimonios públicos de respeto, y, al parecer, sienten tristeza de ser hijos suyos”.
¡NO! , CUALQUIERA QUE SEA LA POSICIÓN DE NUESTROS PADRES,
pobres ó ricos, sanos ó enfermos, siempre son las imágenes de Dios, y, por consiguiente, siempre dignos de nuestro respeto; ¡Y QUÉ IMPORTA QUE NOS SEAN ÚTILES, Ó NO! ,
Y aunque sean para nosotros una carga por su enfermedad, por su vejez, por su debilidad; aunque sean enfadosos, y estén de mal humor; aunque por nada se irriten, y todo lo tachen de mal; aunque se necesite gran paciencia para soportarlos, ¡no importa!,

ME ATENGO AL PRINCIPIO QUE HEMOS DADO: ellos están para nosotros en el lugar de Dios, y siempre, ¡siempre! deberemos honrarles, incluso cuando ya hayan fallecido.

CONCLUSION

Queridos fieles, AHORA QUE YA HEMOS RECORDADO UNA PARTE DE LOS DEBERES para con nuestros padres, ¡CUMPLÁMOSLOS CON FIDELIDAD! Amémoslos, respetémoslos; Tengamos gusto en hablarles,
Respondámosles con cariño y respeto; No hagamos nada sin consultarles, pidámosles consejo.

Amemos siempre su compañía, mientras Dios nos los conserve a nuestro lado. Pues día vendrá, día vendrá, en que ya no los tendremos con nosotros, Pero siempre recordaremos que mientras los tuvimos, les dimos lo mejor que pudimos, y esto será nuestro gran consuelo.
QUERIDOS FIELES, HAGAMOS ESTAS COSAS ¡y más todavía!,
pues en eso de amar a Dios y a nuestros padres, no hay medida.

SEAMOS BUENOS HIJOS Y DIOS NOS LO PREMIARÁ, no sólo con una larga vida sobre la tierra, como Él lo prometió, sino sobretodo, con una vida eterna en el cielo.

USO DE LA LUZ EN LA SANTA MISA

Generalidades. La Iglesia emplea la luz en sus funciones litúrgicas desde los tiempos apostólicos y actualmente prescribe rigurosamente su uso durante la Misa: según las leyes de la Iglesia los cirios deben estar encendidos sobre el altar. Estos cirios deben ser de cera de abeja de color blanca.
La cera. Desde siempre la Iglesia se ha servido de la cera de abejas para la liturgia; y esto principalmente por razones simbólicas. El cirio representa a Jesucristo, Dios y hombre: la llama que ilumina recuerda la divinidad, el cirio es emblema de su naturaleza humana; la mecha oculta en el cirio es la figura de su alma, la cera, obra de la abeja virginal, lo es de su cuerpo.
El delicado perfume del cirio de cera representa también la plenitud de las perfecciones de la infinita santidad de Cristo, bonus odor Christi. Además, la llama del cirio es una bella imagen del sol divino que ilumina los corazones de los fieles.
Las oraciones. La luz realza y embellece el culto divino y encierra una simbología muy variada.
San Jerónimo (+420) dice que durante la lectura del evangelio se encienden los cirios incluso en pleno día, no para disipar las tinieblas sino como un signo de alegría. San Paulino de Nola (+431) dice que los cirios arden en las iglesias para iluminar al día con una luz celeste.
El día de la Purificación la Iglesia pide a Dios que “así como las antorchas iluminadas con un fuego visible expulsan las tinieblas, así los corazones iluminados por un fuego invisible, es decir el esplendor del Espíritu Santo, sean liberados de la ceguera del pecado y puedan, con ojos purificados, ver lo que le es agradable y lo útil para nuestra salvación”.
En la bendición del fuego el Sábado Santo, la Iglesia pide a Dios, luz eterna y creador de toda luz, bendecir ese fuego para que seamos inflamados e iluminados por el fuego de la claridad divina. El cirio pascual es el símbolo de la majestad de Cristo resucitado, que con su resplandeciente luz disipó las tinieblas del mundo.
Propiedades materiales y simbolismo espiritual. Para comprender mejor el simbolismo tan variado de la luz, hay que prestar atención a su naturaleza, a sus propiedades naturales y a sus efectos. La luz se nos aparece más espiritual que material; es como una invasión del mundo de los espíritus en el corporal. Ejerce una influencia poderosa sobre la inteligencia y el corazón: enciende el valor, inspira la alegría.
Su claridad suave y misteriosa proyecta rayos de vida, alegría, esperanza y consolación en el templo de Dios y en las ceremonias sagradas. Por el contrario la aflicción de la Iglesia es representada en el oficio de Tinieblas durante la Semana Santa; los cirios se apagan uno tras otro, el último es ocultado detrás del altar, y la obscuridad reina en el lugar sagrado.
De todas las cosas sensibles la luz es la más pura, la más espiritual: es como la sonrisa del cielo, la belleza de la tierra, la alegría de la naturaleza, el esplendor de los colores, las delicias del alma y de los ojos. Por ello es un símbolo excelente del mundo invisible de los espíritus, de la magnificencia y esplendor del mundo de la gracia. Las tinieblas son la imagen del paganismo antiguo y moderno, es decir, de la ignorancia, del error, del pecado, de la impiedad, de la desesperación. La luz, por el contrario, en el lenguaje de la Biblia, es la figura del cristianismo, es decir, de la verdad, de la gracia, de la fe, de la sabiduría.
La luz es el símbolo de la naturaleza divina. “Dios es luz, y no hay tinieblas en Él” (1 Juan 1, 5), Él habita una luz inaccesible (1 Tim. 6, 16). Dios es la luz increada, es el creador y la fuente de toda luz espiritual o sensible, natural o sobrenatural.
Lo que el sol es para el mundo material, el Hombre-Dios, Jesucristo, lo es para el mundo espiritual, para el reino de la gracia y de la gloria. Él es la “luz de luz”, “el esplendor de la gloria del Padre”, “el esplendor de la luz eterna”. La luz es, pues, la figura de la gloria del Hijo único del Padre.
Continuamente se habla de la luz de la verdad y de la gracia. La luz ilumina y hace visibles las cosas exteriores; la verdad de la fe nos revela otro mundo, sobrenatural y más magnífico, nos permite echar una mirada en los misterios más profundos. Por la revelación Dios hace brillar su luz en nuestras tinieblas.
Las tres virtudes teologales, la fe, la esperanza y la caridad, son igualmente representadas por la luz. La claridad de la llama representa la fe; la dirección constante de la llama, que tiende hacia lo alto, es una imagen de la esperanza cristiana; el calor de la llama es el emblema de la caridad.

domingo, 18 de enero de 2009

DOMINGO 27º.DESPUÉS DE PENTECOSTÉS (6º. Después de Epifanía) - Noviembre 2008

Queridos fieles, “EL REINO DE LOS CIELOS, - DIJO NUESTRO SEÑOR - , ES SEMEJANTE a un poco de levadura que una mujer mezcla con tres partes de harina para que ésta fermente”; LA PEQUEÑA LEVADURA ES NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, que apareció en el mundo como el más pobre de los hombres.
No tenía casa, ni dinero, ni armas, ni soldados; Recorría los pueblos sanando los enfermos y anunciando la palabra de Dios.
Y sin embargo, fue Él, este humilde hombre-Dios, quien hizo fermentar toda la masa humana;Fue Él quien trajo la sabiduría, el amor, la vida eterna.
Y, ¿QUIÉN ES AQUELLA MUJER que ha preparado esta mística levadura y la ha mezclado con tres medidas de harina? Esta mujer es la Santísima Virgen María.
ELLA PREPARÓ LA LEVADURA: fue Ella quién llevó en su seno y dio a luz a Nuestro Señor.
ELLA MEZCLÓ LA LEVADURA CON LAS TRES MEDIDAS DE HARINA.
Las tres medidas de harina pueden significar las tres Iglesias:
- la Iglesia militante.- en la cual la Santísima Virgen pone a su Hijo para fortalecerla en la lucha
- la Iglesia purgante.- en la cual la Santísima Virgen pone a su Hijo para aliviarla en sus tormentos
- y la Iglesia triunfante.- en la cual la Virgen pone a su Hijo para dar el gozo del premio.

PARECE QUE NUESTRA SEÑORA NO TIENE OTROS DESEOS que el hacer fermentar todo corazón, toda alma con su divino Hijo.
EN EL PESEBRE, Nuestra Señora ofreció a los pobres pastores, al Niño Jesús, para que adoraran, y así fuese un consuelo para su pobreza;
Lo mismo hace ahora Nuestra Señora: Ella ofrece a la pobreza de nuestras almas, su mismo divino Hijo, para ser nuestra riqueza y nuestro consuelo;
NUESTRA SEÑORA, EN EL TEMPLO DE JERUSALÉN, depositó a su divino Hijo Jesús en los brazos de Simeón;
Lo mismo hace ahora: en nuestras iglesias, Ella deposita en los brazos de nuestro amor a su Niño Jesús, en la Santa Eucaristía,
ELLA QUIERE QUE SU JESÚS FERMENTE TODA ALMA HUMANA y de pecadora la convierta en santa;
¿QUIÉN NO QUERRÁ RECIBIR A JESÚS DE MANOS DE MARÍA?¿quién querrá ser harina estéril, en lugar de recibir la divina levadura y transformarse en pan elegido?
LA SANTÍSIMA VIRGEN, PONIÉNDONOS A SU DIVINO HIJO EN EL ALMA, nos da el perdón de los pecados (por eso, Ella es Madre de misericordia); nos da la fuerza para evitar la recaída (por eso, Ella es Madre que infunde valor); en una palabra, Ella, dándonos a su Hijo, nos da todo (por eso es Madre de amor).

I.- ELLA ES MADRE DE MISERICORDIA
NARRA LA SAGRADA ESCRITURA que una mujer de Thecua, entró un día a la sala del rey David, se postró en tierra delante de su trono y, llorando, le dijo: “¡sálvame, oh rey!” EL REY DAVID, CONMOVIDO, le contestó afablemente: “Habla, ¿qué tienes?” ENTONCES, LA MUJER COMENZÓ A CONTAR SU DOLOROSA HISTORIA.
“Yo soy una pobre viuda y mi marido ha muerto dejándome dos hijos que pelearon entre sí. Estaban en el campo y nadie había que pudiera detenerlos; uno mató al otro.
Y he aquí que toda mi parentela se ha levantado contra mí y grita:
‘entréganos a tu hijo que ha matado al hermano, queremos hacerlo morir, alma por alma (vida por vida)’
Y yo, que he perdido un hijo, tendré que ver morir al otro; de esta manera quedaré sola en el mundo, sin marido y sin hijos”.CUANDO LA MUJER ANGUSTIADA TERMINÓ DE HABLAR, el rey se levantó y dijo:
“Vive el Señor, no caerá al suelo un cabello de tu hijo”.
APLICACIÓN
También nosotros, con nuestros pecados, hemos matado a nuestro querido hermano, Jesucristo.Los ángeles de la justicia piden nuestra condena y gritan: “Señor, pon en nuestras manos aquél pecador para arrojarlo al abismo del infierno”.
Pero he aquí que la Santísima Virgen, como la viuda de Thecua, se postra ante el trono de Dios y suplica: “He perdido un Hijo, he sufrido toda la amargura al verlo morir en la Cruz, ¿cómo podré soportar el ver al otro precipitarse en el infierno?”
Y Dios contestará a la Virgen como el rey David a la pobre viuda:
“No caerá un cabello de tu hijo”.
CUANDO DIOS ESTÁ POR TIRAR LA FLECHA DE SU VENGANZA, Nuestra Señora acude y pone su divino Hijo en aquella alma como un puñado de levadura en la harina.
¿CÓMO DIOS PODRÁ DESCARGAR SU VENGANZA, si ve en aquella alma a su mismo Hijo? SI ALGUIEN, CONSIDERANDO SU VIDA, SE DA CUENTA QUE HA CAÍDO EN EL ABISMO DEL PECADO, acuda con confianza a María Santísima. Ella es la madre de los pecadores que quieren convertirse.
AUNQUE SUS VICIOS Y SUS CULPAS FUERAN TAN NUMEROSAS COMO LAS ARENAS DEL MAR, no se desanime; pues cuanto más pecaminosa sea su vida, tanta mayor gloria tendrá la Santísima Virgen por su conversión.
EN LA BIBLIA, HAY UN PASAJE EN EL CUAL SE LE PONE UNA CORONA MUY EXTRAÑA A LA SANTÍSIMA VIRGEN: “Ven del Líbano, ven, serás coronada con la caverna de los leones y con las montañas de los leopardos” (Cant. 4,8) ¿CÓMO ES POSIBLE QUE SEMEJANTES MONSTRUOS DE CRUELDAD formen la corona de la Reina del cielo? Es que ellos significan los pecadores que, lobos por la voracidad, serpientes por la impureza, leones por la crueldad, cuando se han verdaderamente convertido, forman a su alrededor la corona triunfal de María Santísima. Digna corona para Aquella que llamamos Madre de misericordia.

II.- ELLA ES MADRE QUE INFUNDE VALOR
UNA NOCHE, EL JOVEN PANCRACIO había llegado a casa más tarde que de costumbre, y su santa mamá estaba muy preocupada. Los paganos ya sabían que él era cristiano y lo buscaban para atormentarlo y darle muerte.
EL JOVEN PANCRACIO NECESITABA UNA FUERZA Y UN VALOR EXTRAORDINARIO para poder soportar lo que le esperaba. Entonces, la mamá tomó una pequeña bolsa adornada de perlas finísimas, y de ella sacó una esponja empapada en un precioso líquido que el tiempo ya había secado.
LA MAMÁ LE ENTREGÓ LA ESPONJITA A SU HIJO DICIÉNDOLE:
“He aquí, hijo mío, – y la voz le faltaba y copiosas lágrimas caían de sus ojos- he aquí la sangre de tu padre. Yo misma la recogí de sus abiertas llagas el día en que, disfrazada, estuve presente a su martirio y lo vi morir por Cristo”.
EL JOVENCITO SE PUSO AL CUELLO AQUELLA SANTA RELIQUIA y sintió en su ánimo toda la fuerza de su padre mártir. Aquella sangre apretada contra su corazón le dará la fuerza de vencer en la última lucha, cuando atado y llevado a la arena del circo, vea a sus enemigos instigar a la feroz pantera que lo devoró.
APLICACIÓN
TAMBIÉN NOSOTROS, DURANTE LA VIDA, SUFRIMOS TERRIBLES LUCHAS. El mundo con sus engañosos placeres, nuestras pasiones, y el demonio que, como pantera, gira alrededor de nuestra alma para devorarnos.Tenemos necesidad de fuerza y valor.Acudamos a María Santísima. Ella, como Lucina a su hijo Pancracio, pondrá sobre nuestro corazón la sangre de Jesús, aquella Sangre que estando al pié de la cruz, vio caer de sus llagas, viéndolo luego morir después de tres horas de agonía.Y esa sangre, que penetra con la santa Comunión en nuestra alma, será como la levadura que la hará fermentar y la hará invencible a todo asalto infernal.
SI HAY ALGUIEN QUE TIEMBLA, porque en el trabajo, en la escuela, en la calle, vive en medio de peligros morales, invoque a María.
SI HAY ALGUIEN A QUIEN EL DEMONIO NO DEJA TRANQUILO y todos los días está tentado, invoque a María.
SI ALGUIEN SE SIENTE AL BORDE DEL PRECIPICIO, pareciendo que una fuerza maligna nos impulsa para que caigamos, invoque a María.
ELLA ES FUERTE Y TERRIBLE COMO UN EJÉRCITO ALINEADO EN ORDEN DE BATALLA. Dios le ha dado un poder sin límites, del cual Ella se sirve para salvar a los que la invocan.

III.- ELLA ES MADRE DE AMOR
EN EL CRUELÍSIMO INVIERNO, UN LLAMADO GERMÁN, rezaba por largo tiempo ante una imagen de la Santísima Virgen.LA IGLESIA ESTABA DESIERTA, y él temblaba de frío y de hambre.Él, niño pobre, sus pies no tenían calzado, sus espaldas estaban cubiertas con un saco muy desgarrado, y para alimentarse, sólo tenía el fervor de la oración.Y DE REPENTE, LA SANTÍSIMA VIRGEN SE LE APARECIÓ, conmovida, radiante de luz, y le dijo: “Levanta aquella piedra, debajo encontrarás dinero para comprar pan y vestido”.
EL NIÑO OBEDECIÓ Y LO ENCONTRÓ. Desde aquél día, toda vez que necesitaba, bajo aquella piedra encontró siempre el dinero necesario.
APLICACIÓN
LO QUE NUESTRA SEÑORA HA HECHO EN FAVOR DE UN DEVOTO SUYO, puede fácilmente volverlo a hacer cuando Ella quiera.ELLA ES TAN BUENA, que no sólo en las necesidades espirituales, sino también en las materiales, está pronta a socorrernos.SI NOS DIO A SU MISMO HIJO, que era su vida, todo su amor; si lo ha dejado morir en la cruz para salvarnos, ¿qué nos podrá negar después?
SI TAL ES EL AMOR DE MARÍA SANTÍSIMA, ¡ay de aquél que no se siente atraído hacia Ella!
CUANDO UN ALMA NO SIENTE YA AFECTO A MARÍA, cuando el dulce nombre de María ya no lo mueve, creedlo, el demonio está seguro de su victoria.

CONCLUSION
Queridos fieles, EN AGOSTO DE 1928, EN EL MAR DE POLA, EN ITALIA, UN SUBMARINO NAUFRAGÓ.Cuando los buzos consiguieron sacarlo mediante un gran trabajo de maniobras, se supuso que todos los tripulantes estarían muertos. Y así fue; eran 27. La muerte había cubierto sus caras de una máscara negruzca. Todos presentaban el mismo aspecto, así como habían tenido el mismo valor.
Después que fueron llevados a la luz y al aire, sus rostros se volvieron pálidos.
Dentro del submarino se encontró una hoja de papel con la palabra: “mamá”. La frase no fue completada…
“MAMÁ”. EN ESTE GRITO ESTÁ ENCERRADA TODA LA VIDA Y LA MUERTE DE UN HOMBRE.En aquel último instante, cuando la asfixia ennegrecía su rostro y dilataba horriblemente sus párpados, la imagen de la mamá lejana apareció ante cada uno.¡Oh!, ¡Si por lo menos la mamá hubiera estado allí para confortarlos con un beso y ayudarlos a morir!
PERO LA MAMÁ NO PUEDE ESTAR SIEMPRE AL LADO DE SU HIJO, no siempre puede vivir mientras viva el hijo; a veces, por su edad ó enfermedad muere antes.
PUES BIEN, NOSOTROS TENEMOS UNA MAMÁ QUE NO MUERE JAMÁS, que lo ve todo, que lo escucha todo, y que estará siempre a nuestro lado para hacernos menos triste la vida y más bella la muerte.
SÍ, ESTA MAMÁ ES LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, la Madre de misericordia, Madre del amor, que sabrá fermentar nuestra vida con su dulcísimo Hijo Jesús.

FIESTA DE LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE LETRÁN - Noviembre 2008

Queridos fieles, hoy celebramos la Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán. Basílica significa: "Casa del Rey".
En la Iglesia Católica se le da el nombre de Basílica a ciertos templos más famosos que los demás. Solamente se puede llamar Basílica a aquellos templos a los cuales el Sumo Pontífice les concede ese honor especial.
La primera Basílica que hubo en la religión Católica fue la de Letrán, cuya consagración celebramos en este día.
Era un palacio que pertenecía a una familia que llevaba ese nombre, Letrán.
El emperador Constantino, que fue el primer gobernante romano que concedió a los cristianos el permiso para construir templos, le regaló al Sumo Pontífice el Palacio Basílica de Letrán, que el Papa San Silvestre convirtió en templo y consagró el 9 de noviembre del año 324. Esta basílica era la Catedral del Papa y la más antigua de todas las basílicas de la Iglesia Católica. En su “frontis” tiene esta leyenda: "Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo".
Se le llama Basílica del Divino Salvador, porque cuando fue nuevamente consagrada, en el año 787, una imagen del Divino Salvador, al ser golpeada por un judío, derramó sangre. En recuerdo de ese hecho se le puso ese nuevo nombre.
Se llama también Basílica de San Juan (de Letrán) porque tienen dos capillas dedicadas la una a San Juan Bautista y la otra a San Juan Evangelista, y era atendida por los sacerdotes de la parroquia de San Juan.
Durante mil años, desde el año 324 hasta el 1400 (época en que los Papas se fueron a vivir a Avignon, en Francia), la casa contigua a la Basílica y que se llamó "Palacio de Letrán", fue la residencia de los Pontífices, y allí se celebraron cinco Concilios.
Cuando los Papas volvieron de Avignon, se trasladaron a vivir al Vaticano. Ahora en el Palacio de Letrán vive el Vicario de Roma, o sea el Cardenal al cual el Sumo Pontífice encarga de gobernar la Iglesia de esa ciudad.
La Basílica de Letrán ha sido sumamente venerada durante muchos siglos. Y aunque ha sido destruida por varios incendios, ha sido reconstruida de nuevo, y la construcción actual es muy hermosa.

Esta Fiesta de la Dedicación de la Basílica de Letrán, nos hace reflexionar en el gran honor que tenemos, nosotros los hombres, de que el mismo Dios se digne habitar entre nosotros, en nuestras iglesias.
En el Antiguo Testamento se lee que Jacob, cuando iba camino hacia una ciudad llamada Harán, se le hizo de noche, y tomando una de las piedras de ese lugar, se la puso como almohada y pasó allí la noche. Y tuvo un sueño:
Soñó con una escalera misteriosa, cuya cima alcanzaba los cielos y cuyo pié estaba en la tierra; y vio a los ángeles que bajaban y subían para llevar a Dios las tiernas súplicas de los hombres, y para traer a los hombres los beneficios del Señor.
Cuando Jacob despertó, exclamó maravillado: “Verdaderamente el Señor habita en este lugar; ¡cuán venerable es este lugar! Verdaderamente, esta es la casa de Dios y puerta del cielo” (Gén.28,17)
Queridos fieles, ¡qué hermosos sentimientos de respeto y amor de Jacob, hacia la majestad de ese lugar en que el Señor se le había aparecido!
Y esos mismos sentimientos deberíamos tener nosotros cada vez que entramos a nuestros templos, donde reside el mismo Dios.
Sin duda que Dios llena toda la tierra y el cielo con su inmensidad;
sin duda debemos amar y temer su santa presencia en todas partes; Pero, ¿quién no sabe también, que Dios siempre ha escogido lugares que se ha complacido en habitar con preferencia a otros, y en los cuales ha hecho sentir la acción de su divina presencia?

En la sagrada Escritura se lee que a Dios le agradaba aparecérseles a nuestros primeros padres en el paraíso terrenal; ese lugar era un lugar santo, en el cual Dios se deleitaba en conversar con sus hijos.

También Dios se apareció a los santos patriarcas. Moisés, en el monte Horeb, apenas vio una zarza que ardía sin consumirse, penetrado de religioso pavor, iba a acercarse a contemplar mejor la maravilla, cuando oyó una voz celestial que le ordenó: “¡Moisés, Moisés!,…, no te acerques acá, quítate el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa! (Ex.3,4-5) Y Moisés obedeció y se acercó, temblando, a ese lugar santo, en el cual Dios le habló.
Más tarde, Dios quiso que se le construyese un tabernáculo, para así poder habitar entre los hijos de Israel. Dios mismo diseñó su tabernáculo, y eligió los objetos materiales que debían servir para su culto; quiso que estos objetos se distinguiesen de los objetos comunes; y exigió que una vez consagrados para su uso, deberían ser venerados por todos.Dios mismo estableció las ceremonias y oraciones con que se debía consagrar, santificar y bendecir todo cuanto debía contribuir al honor de su culto y a la gloria de su nombre.

Mucho después, cuando los israelitas ya estuvieron en posesión de la tierra prometida, y por lo tanto ya habían cesado de habitar en tiendas y se habían construido moradas más sólidas, Dios también quiso tener la suya.
David recibió la misión de juntar a toda costa, los más ricos materiales que habían de servir para el templo de Dios: oro, plata y vasos preciosos.
Y Salomón estuvo encargado de presidir la construcción del templo; y cuando después de siete años de grandes trabajos y esfuerzos lo hubieron acabado y constituido en una de las maravillas del mundo, hizo su dedicación a Dios con numerosos sacrificios; y el Señor mostró que este templo le complacía, haciendo sentir en ella la acción de su presencia con admirables prodigios.

Pero después, Dios, cansado de las largas iniquidades del pueblo judío, abandonó este templo para elegirse otro pueblo y otros templos: El pueblo privilegiado que ha remplazado al pueblo judío es la Santa Iglesia Católica;
Y nuestros templos, en los que habita Dios mismo, han sustituido al templo de Jerusalén, el cual, el Señor apenas habitó en figura, pues allí, Él solo estaba representado por el Arca de la Alianza, la cual contenía las tablas de la Ley, el maná y la vara de Aarón; en cambio, en nuestros templos, Dios mismo está presente en la santísima Eucaristía, con su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.

Queridos fieles, todo esto que llevamos dicho basta para conocer cuán dignos de veneración y de profundo respeto son nuestros templos, muchísimo más que todos los lugares santos del pasado; Y también, todo lo que llevamos dicho basta para conocer cuán dignos de castigo son todos aquellos que profanan, o irrespetan nuestros templos santos.

Terribles fueron los castigos de Dios para aquellos que irrespetaron o profanaron su templo santo y sus objetos santos.
Como dijo un autor, una vez que Dios se ha escogido un lugar santo, o se han consagrado objetos santos para su servicio: “¡desgraciado de aquél que se olvide del respeto que se les debe, del que ponga en ellos una mirada indiscreta ó una mano temeraria! El más riguroso castigo seguirá inmediatamente a su ofensa”. De esto tenemos tristísimos ejemplos: los culpables hijos del sumo sacerdote Helí, los impíos Coré, Datan y Abiron, el temerario Oza, el sacrílego Baltazar, el impío Heliodoro, y otros muchos.

El impío Heliodoro profanó el templo de Jerusalén, y Dios, irritado, mandó un ángel montado a caballo, de fulminante aspecto, el cual atacó con fuerza al profanador y lo pateó con los patas delanteras del caballo; y después mandó otros dos ángeles que comenzaron a azotarlo fuertemente, descargando sobre él continuos golpes.
Los impíos Coré, Datan y Abiron se arrogaron funciones sacerdotes, querían ofrecer también el incienso a Dios; y Dios se irritó, y al punto se abrió la tierra y se los tragó vivos en el infierno; también a otros 250 hombres que hicieron lo mismo, les cayó fuego del cielo y los devoró;
Los culpables hijos del sumo sacerdote Helí, profanaron las ceremonias litúrgicas, y Dios los atravesó con la espada por medio de los filisteos.
El temerario Oza, irrespetó las cosas santas: se atrevió a tocar el Arca de la Alianza, y al punto cayó fuego del cielo y lo fulminó; El sacrílego Baltazar profanó los vasos sagrados del templo, y los usó en una cena, en su palacio, y en ellos bebieron sus concubinas; y Dios se irritó, y en esa misma noche asesinaron a Baltazar y le quitaron su reino.
Vean, queridos fieles, el gran celo que Dios tiene por su templo santo, por sus ritos y objetos santos. Y si Dios castigó terriblemente a esos profanadores, sacrílegos e irrespetuosos, ¿Qué no podría hacer ahora, al observar tantas profanaciones y tantas faltas de respeto en sus templos, en los que mora realmente? si ahora Dios no castiga como antes, ¡ay de esas personas sacrílegas e irrespetuosas!, pues Dios se estará reservando el castigo para el infierno o para el terrible purgatorio.
¡Y de qué manera Dios nos pedirá cuentas del respeto debido a su santo templo, a sus ceremonias y objetos santos!

¡Cuántos llegan tarde a Misa! (a la entrevista de trabajo jamás llegan tarde, si no, los echan fuera; Pero en la audiencia con Dios, a Él lo dejan esperando).

¡Cuántos, al llegar, entran a la iglesia sin apagar el celular! y si olvidaron apagar el celular, y llega a sonar dentro, hay quien en vez de apagarlo inmediatamente, ¡recorre toda la iglesia, con el celular sonando, para salir y contestar afuera!

(¡Que triste!, Es para ellos más importante, la llamada por teléfono de una criatura, Que la actual conversación con Dios personalmente presente en la iglesia).
¡Y cuántas mujeres entran a la iglesia sin velo! ¿Qué dijo San Pablo? Las que no quieran usar velo, ¡que se rapen! Pero no, ni rapadas ni con velo;
“¡Señor, no han amado el decoro de tu casa!”, ni tus preceptos.

¡Cuántas entran inmodestamente vestidas a la iglesia! Faldas cortas, pantalones ajustados y … mejor no continúo. En las mezquitas musulmanas, templos del demonio, esto jamás se haría, ni se permite;
¿y por qué sí en los templos del Dios Altísimo?

¡hay algunos, pocos, pero los hay, que al entrar a la iglesia, llegan al banco, y en vez de arrodillarse, se sientan cómodamente! Cuando uno llega al banco, hay que arrodillarse primero aunque sea unos instantes,
Para adorar a Cristo presente, y después sí se puede uno sentar.
¡Cuántos hay que, al sentarse en el banco de la iglesia, se sientan como desparramados en él; y de vez en cuando, hacen unos bostezos que hasta de verlos nos da vergüenza!

¡cuántos hablan dentro de la iglesia! ¡Una niñita de 7 años, fue precipitada en el purgatorio, por hablar durante la Misa!
El padre Pío, gran santo, dicen que al morir fue lanzado al Purgatorio, por sus negligencias en impedir que la gente hablara en la iglesia.

Una vez, la mirada de Nuestro Señor, normalmente llena de dulzura,
se transformó en una mirada llena de ira y de santa indignación; Con unas cuerdas hizo un azote y comenzó a lanzar a los vendedores que estaban colocados en el atrio del templo; Con furia lanzaba latigazos, tumbaba las mesas y derramaba lo colocado en ellas y decía: “¡esta escrito, mi casa será llamada casa de oración, pero vosotros la habéis convertido en cueva de ladrones!

¿qué diría ahora, Nuestro Señor, al ver en sus actuales templos, semejantes cosas como las que hemos mencionado? ¡Y las ve no en el atrio del templo (en las afueras), sino dentro del mismo! Si Nuestro Señor, de vez en cuando, saliera del Sagrario con un látigo, y lanzara a todos los irrespetuosos, inmodestos, charlatanes, negligentes y perezosos,
¿Cuántos podrían quedar dentro de la iglesia, libres de estos tipos de pecados? Esperemos que la iglesia no se quedara casi vacía.

CONCLUSION
Queridos fieles, Nuestro Señor, con mucho amor, nos ha elegido
como su nuevo pueblo elegido; y por eso ha bajado del cielo, para estar a nuestro lado, para quedarse a vivir con nosotros; Y tanto nos ama que Él mismo ha dicho: "Mis delicias es habitar entre los hijos de los hombres”.

Queridos fieles, tengamos gran amor y agradecimiento a Nuestro Señor, por este amor de predilección con que nos ama; Y tengamos gran veneración por sus templos, en los cuales Él se ha quedado a vivir, y esto por amor a nosotros, para en ellos escuchar nuestras oraciones, recibir nuestras lágrimas, recoger nuestros suspiros; y entonces llenarnos de gracias y de alientos que nos permitan continuar el viaje, de esta casa suya en la tierra, hasta la otra eterna del cielo.