Actualmente se habla con frecuencia en la Iglesia del Movimiento Pentecostal y de la Renovación Carismática. Efectivamente hay muchos católicos hoy en día que intentan recibir la gracia del Espíritu Santo por un camino diferente, que en definitiva nos llega a través del Protestantismo. El Movimiento Pentecostal es de origen protestante (1) y ha entrado en la Iglesia (2) transformándose en el Movimiento de la Renovación Carismática. Hay que decir con claridad que estas manifestaciones son cada vez más frecuentes en la Iglesia y siempre con la autorización de las autoridades eclesiásticas (3).
En el mes de Noviembre de 1984, durante la reunión que tuvo lugar en Munich conocida como Katholikentag (Día católico), todos los Cardenales y Obispos alemanes se congregaron junto a más de ochenta mil fieles. Todo el mundo fue testigo de estas extrañas manifestaciones que tuvieron lugar generalmente antes de administrar el Sacramento de la Eucaristía. Y no cabe duda que ante tales manifestaciones uno se pregunta si estaban inspiradas por el verdadero Espíritu de Dios o se trataba de otro espíritu.
Más o menos también por entonces, en Graz (Austria), tuvieron lugar una serie de manifestaciones carismáticas ante el Obispo de este lugar, el cual afirmó que en adelante serían aceptadas en la Iglesia Católica como un medio para atraer a los jóvenes cuya práctica religiosa cada vez era menor. Tal vez, siguió diciendo, sea un medio para que renazca la vida cristiana entre la juventud. Al mismo tiempo, en Paray-le-Monial, se celebran frecuentemente reuniones de este tipo, adornadas con ciertos elementos tradicionales.
Concretamente aquí, en Paray-le-Monial, hay jóvenes que pasan la noche en adoración ante el Santísimo Sacramento, rezando el Rosario y dando testimonio de un auténtico espíritu de oración. Por lo tanto hay un aspecto curioso y extraño en el que se mezclan a la vez la Tradición y esas manifestaciones raras y nada habituales en la Iglesia.
¿Qué podemos pensar de todo esto? ¿Habrá que creer que es un nuevo camino abierto con ocasión del Concilio Vaticano II, e incluso algunos años antes, para recibir el Espíritu Santo?
Todo parece indicar que estas nuevas manifestaciones no son acordes con la Tradición de la Iglesia. ¿De dónde procede el Espíritu Santo? ¿Quién nos da el Espíritu Santo? ¿Quién es el Espíritu Santo?
¿DE DÓNDE PROCEDE EL ESPÍRITU SANTO? El Espíritu Santo es Dios. “Dios es Espíritu”, dice San Juan. Y Dios quiere que le recemos y le adoremos en espíritu y en verdad. Así pues, más que manifestaciones sensibles, externas, se trata de una actitud espiritual que debe mostrar nuestra vinculación con el Espíritu Santo. En el Evangelio, Nuestro Señor Jesucristo anuncia a los Apóstoles que recibirán el Espíritu Santo, que les enviará el Espíritu Santo. El Espíritu Santo, Espíritu de verdad, de caridad, que glorificará a Nuestro Señor porque tomará de Él y lo dará a conocer.
“Yo os lo enviaré”. Este Espíritu procede de Nuestro Señor Jesucristo y del Padre. Lo decimos en el Credo: “Creo en el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo”. Esta es la Fe católica: creemos que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo y que Nuestro Señor Jesucristo ha venido precisamente a la tierra para comunicarnos su Espíritu, para infundirnos su vida espiritual, su vida divina.
+ Mons. Marcel Lefebvre
En el mes de Noviembre de 1984, durante la reunión que tuvo lugar en Munich conocida como Katholikentag (Día católico), todos los Cardenales y Obispos alemanes se congregaron junto a más de ochenta mil fieles. Todo el mundo fue testigo de estas extrañas manifestaciones que tuvieron lugar generalmente antes de administrar el Sacramento de la Eucaristía. Y no cabe duda que ante tales manifestaciones uno se pregunta si estaban inspiradas por el verdadero Espíritu de Dios o se trataba de otro espíritu.
Más o menos también por entonces, en Graz (Austria), tuvieron lugar una serie de manifestaciones carismáticas ante el Obispo de este lugar, el cual afirmó que en adelante serían aceptadas en la Iglesia Católica como un medio para atraer a los jóvenes cuya práctica religiosa cada vez era menor. Tal vez, siguió diciendo, sea un medio para que renazca la vida cristiana entre la juventud. Al mismo tiempo, en Paray-le-Monial, se celebran frecuentemente reuniones de este tipo, adornadas con ciertos elementos tradicionales.
Concretamente aquí, en Paray-le-Monial, hay jóvenes que pasan la noche en adoración ante el Santísimo Sacramento, rezando el Rosario y dando testimonio de un auténtico espíritu de oración. Por lo tanto hay un aspecto curioso y extraño en el que se mezclan a la vez la Tradición y esas manifestaciones raras y nada habituales en la Iglesia.
¿Qué podemos pensar de todo esto? ¿Habrá que creer que es un nuevo camino abierto con ocasión del Concilio Vaticano II, e incluso algunos años antes, para recibir el Espíritu Santo?
Todo parece indicar que estas nuevas manifestaciones no son acordes con la Tradición de la Iglesia. ¿De dónde procede el Espíritu Santo? ¿Quién nos da el Espíritu Santo? ¿Quién es el Espíritu Santo?
¿DE DÓNDE PROCEDE EL ESPÍRITU SANTO? El Espíritu Santo es Dios. “Dios es Espíritu”, dice San Juan. Y Dios quiere que le recemos y le adoremos en espíritu y en verdad. Así pues, más que manifestaciones sensibles, externas, se trata de una actitud espiritual que debe mostrar nuestra vinculación con el Espíritu Santo. En el Evangelio, Nuestro Señor Jesucristo anuncia a los Apóstoles que recibirán el Espíritu Santo, que les enviará el Espíritu Santo. El Espíritu Santo, Espíritu de verdad, de caridad, que glorificará a Nuestro Señor porque tomará de Él y lo dará a conocer.
“Yo os lo enviaré”. Este Espíritu procede de Nuestro Señor Jesucristo y del Padre. Lo decimos en el Credo: “Creo en el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo”. Esta es la Fe católica: creemos que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo y que Nuestro Señor Jesucristo ha venido precisamente a la tierra para comunicarnos su Espíritu, para infundirnos su vida espiritual, su vida divina.
+ Mons. Marcel Lefebvre
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