viernes, 20 de marzo de 2009

LA RENOVACION CARISMÁTICA – I

Actualmente se habla con frecuencia en la Iglesia del Movimiento Pentecostal y de la Renovación Carismá­tica. Efectivamente hay muchos católicos hoy en día que intentan recibir la gracia del Espíritu Santo por un camino diferente, que en definitiva nos llega a través del Protestantismo. El Movimiento Pentecostal es de origen protestante (1) y ha entrado en la Iglesia (2) transformándose en el Movimiento de la Renovación Carismática. Hay que decir con claridad que estas manifestaciones son cada vez más frecuentes en la Iglesia y siempre con la autorización de las autoridades eclesiásticas (3).
En el mes de Noviembre de 1984, durante la reunión que tuvo lugar en Munich conocida como Katholi­ken­tag (Día católico), todos los Cardenales y Obispos alemanes se congregaron junto a más de ochenta mil fieles. Todo el mundo fue testigo de estas extrañas manifestaciones que tuvieron lugar generalmente antes de administrar el Sacramento de la Eucaristía. Y no cabe duda que ante tales manifestaciones uno se pregunta si estaban inspiradas por el verdadero Espíritu de Dios o se trataba de otro espíritu.
Más o menos también por entonces, en Graz (Austria), tuvieron lugar una serie de manifestaciones carismáticas ante el Obispo de este lu­gar, el cual afirmó que en adelante serían aceptadas en la Iglesia Católica como un medio para atraer a los jóvenes cuya práctica religiosa cada vez era menor. Tal vez, siguió diciendo, sea un medio para que renazca la vida cristiana entre la juventud. Al mismo tiempo, en Paray-le-Monial, se celebran frecuentemente reuniones de este tipo, adornadas con ciertos elementos tradicionales.
Concretamente aquí, en Paray-le-Monial, hay jóvenes que pasan la noche en adoración ante el Santísimo Sacramento, rezando el Rosario y dando testimonio de un auténtico espíritu de oración. Por lo tanto hay un aspecto curioso y extraño en el que se mezclan a la vez la Tradición y esas manifestaciones raras y nada habituales en la Iglesia.
¿Qué podemos pensar de todo esto? ¿Habrá que creer que es un nuevo camino abierto con ocasión del Con­cilio Vaticano II, e incluso algunos años antes, para recibir el Espíritu Santo?
Todo parece indicar que estas nuevas manifestaciones no son acordes con la Tradición de la Iglesia. ¿De dón­de procede el Espíritu Santo? ¿Quién nos da el Espíritu Santo? ¿Quién es el Espíritu Santo?
¿DE DÓNDE PROCEDE EL ESPÍRITU SANTO? El Espíritu Santo es Dios. “Dios es Es­pí­ritu”, dice San Juan. Y Dios quiere que le recemos y le adoremos en espíritu y en verdad. Así pues, más que manifestaciones sensibles, externas, se trata de una actitud espiritual que debe mostrar nuestra vinculación con el Espíritu Santo. En el Evangelio, Nuestro Señor Jesucristo anuncia a los Apóstoles que recibirán el Espíritu Santo, que les enviará el Espíritu Santo. El Espíritu Santo, Espíritu de verdad, de caridad, que glorificará a Nuestro Señor porque tomará de Él y lo dará a conocer.
“Yo os lo enviaré”. Este Espíritu procede de Nuestro Señor Jesucristo y del Padre. Lo decimos en el Credo: “Creo en el Espíritu Santo que procede del Padre y del Hijo”. Esta es la Fe católica: creemos que el Espíritu Santo procede del Padre y del Hijo y que Nuestro Señor Jesucristo ha venido precisamente a la tierra para comunicarnos su Espíritu, para infundirnos su vida espiritual, su vida divina.
+ Mons. Marcel Lefebvre

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