Oh misericordiosísimo Corazón de Jesús Eucarístico, por el purísimo corazón de María Inmaculada, y desde lo más profundo de mi alma, te ruego y te suplico, te dignes disponerme y confortarme, con abundantes gracias, para hacer y ofrecer esta adoración reparadora con verdaderos afectos de fe, esperanza y caridad para con las dolidas y prisioneras almas del purgatorio que imploran el beneficio de tu sangre preciosísima, oh Jesús, y el fruto de los dolores de Maria, tu Inmaculada y Santa Madre.
Si, mi Jesús, esa sangre y esos dolores que fueron tan eficaces en el calvario para la humanidad entera sírvales de alivio a aquellas infelices prisioneras. Pues esa sangre, esos dolores, o mejor, esos vuestros Sagrados Corazones martirizados al unísono, rompieron todo lazo de iniquidad, librándonos del imperio y esclavitud de satanás y nos hicieron hijos verdaderos del Dios inmortal, del Dios del amor.
Por eso ahora quiero unir mi humilde adoración reparadora a tu Sagrado Corazón, y al purísimo Corazón de tu Madre Inmaculada. Así, a ellos unida, ésta, mi adoración, servirá para reparar las faltas por las que están detenidas las almas de muchos hermanos míos. Redimidos por ti, sufriendo la mayor, la indecible pena de no poder verte, Jesús amadísimo, están separados lejos del fin para el que fuimos creados: alabarte, bendecirte, glorificarte y gozarte por siempre a Ti, Jesús, que con el Padre y el Espíritu Santo eres nuestro Dios. Amen
Si, mi Jesús, esa sangre y esos dolores que fueron tan eficaces en el calvario para la humanidad entera sírvales de alivio a aquellas infelices prisioneras. Pues esa sangre, esos dolores, o mejor, esos vuestros Sagrados Corazones martirizados al unísono, rompieron todo lazo de iniquidad, librándonos del imperio y esclavitud de satanás y nos hicieron hijos verdaderos del Dios inmortal, del Dios del amor.
Por eso ahora quiero unir mi humilde adoración reparadora a tu Sagrado Corazón, y al purísimo Corazón de tu Madre Inmaculada. Así, a ellos unida, ésta, mi adoración, servirá para reparar las faltas por las que están detenidas las almas de muchos hermanos míos. Redimidos por ti, sufriendo la mayor, la indecible pena de no poder verte, Jesús amadísimo, están separados lejos del fin para el que fuimos creados: alabarte, bendecirte, glorificarte y gozarte por siempre a Ti, Jesús, que con el Padre y el Espíritu Santo eres nuestro Dios. Amen
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