jueves, 15 de octubre de 2009

LA TIBIEZA - Domingo 18º después de Pentecostés

CAFARNAÚM, CIUDAD A ORILLAS DEL LAGO DE GENEZARET; era una de las predilectas de Jesús.
Una vez, el Señor, descendiendo de una barca, vio a muchas personas que iban a su encuentro llevando a un enfermo. Era un paralítico acostado en su camilla y se lo traían para que lo curara.
EL MAESTRO DIVINO, ANTE LA FE DE AQUELLA PO­BRE GENTE, sintió compasión y dirigiéndose al enfermo, le dijo: "Hijo, ten confianza, tus pecados te son perdonados".
POR DECIR ESTAS PALABRAS, ALGUNOS MALVADOS COMENZARON A PENSAR:
Pero, ¿quién cree ser este hombre? Sus palabras son blasfemias, pues Dios so­lamente puede perdonar los pecados.
Y NUESTRO SEÑOR, QUE LEÍA SUS PENSA­MIENTOS, DIJO:
¿Por qué pensáis mal en vuestros co­razones? ¿Qué es más fácil decir, “perdonados te son tus pecados” o decir “levántate, toma tu lecho y vete a tu casa”? Pues bien, para que se­páis que el Hijo del hombre tiene poder sobre la tie­rra para perdonar los pecados, le dijo entonces al paralítico: levántate, toma tu lecho y vete a tu casa.
EL ENFERMO SE LEVANTÓ, cargó con su lecho y se fue a su casa; por toda aquella turba pasó un murmullo de maravilla. Y algunos en voz alta glorificaron al Se­ñor.
ESTE ES EL PASAJE DEL EVANGELIO. Saquemos al­gunas reflexiones para nuestra alma.

Queridos fieles, ¡CUÁN TRISTE ES EL ESTADO DE UN PARALÍTICO! :
Estar imposibilitado en su cuerpo, yacer sin movimiento.
Pero si esto es triste, mucho más triste es el estado de los paralíticos espirituales, ¡y de éstos el mundo está lleno, está repleto!
¿Y QUIÉNES SON ESTOS PARALÍTICOS ESPIRITUALES? Pues los tibios.
SÍ, LA TIBIEZA ES ESA PARÁLISIS ESPIRITUAL muy peligrosa para nuestra alma, y que es necesario estudiar para aprender a reconocerla, para sacudirla prontamente de nosotros, si es que encontramos que ya está carcomiendo nuestra alma, chupando nuestras energías espirituales, con peligro de sepultarnos después en el pecado mortal, antesala del infierno.


PARA PRECAVERNOS DE ESTA TERRIBLE ENFERMEDAD, veamos:
1) como reconocer la tibieza
2) cuáles son algunos efectos desastrosos de la tibieza
3) algunos remedios contra ella


I) COMO RECONOCER LA TIBIEZA
ASÍ COMO UN PARALÍTICO NO GOZA DEL USO DE SUS MIEMBROS, está sin movimiento, no puede ir a ninguna parte, ni hacer nada por sí mismo...
DE MANERA SEMEJANTE LE ACONTECE AL ALMA CAÍDA EN LA TIBIEZA (y de esta manera la podemos reconocer):
Está como muerta, sin fuerza, sin vigor, quiere y no quiere a la vez.
No tie­ne manos para hacer buenas obras; tampoco pies para ir a la iglesia y cumplir sus deberes religiosos; tampoco lengua para rezar, o reza mal; tampoco oídos para escuchar la palabra de Dios, los consejos o los avisos caritativos que se le hacen; es insensible para las cosas de Dios y del cielo...
EL PARALÍTICO ESTABA POSTRADO EN SU LECHO.
De la misma manera, el alma tibia yace postrada en el lecho de los afectos terrenos, de las necedades vanas, de las amistades peligrosas, de las costumbres viciosas.
POR TANTO, NO TIENE DELICADEZA DE CONCIENCIA, ni temor del pecado venial, ni escrúpulos, como en otro tiempo, en el cual era cuidadoso sobre la caridad, la castidad, la justicia.
NO SIEN­TE YA EL PESO DE SUS FALTAS, o, si lo siente, amontona mil excusas para disminuir su responsabilidad.
Todavía reza, pero sólo con los labios; aún recibe los sacramentos, pero sin fruto...
EL ALMA TIBIA, VA EN BUSCA DE LAS COMODI­DADES,
quiere satisfacer sus caprichos; tiene horror al espíritu de mortificación y de sacrificio; es indolente, se envilece, vive olvidada de sus deberes.
A ESTE ESTADO SE LLEGA PROGRESIVAMENTE.
Abandonando el fervor de ayer se ha echado en brazos de la relajación; poco a poco ha dejado las prácticas de piedad,
ha reem­plazado el amor de Dios por el amor de las criaturas...;
de los pecados veniales, de los cuales no llevó cuenta ni pensó en enmendarse, pasó a los mortales.
Judas no degeneró de un salto en traidor de Jesús: “Qui spernit modica, paulatim decidet”: “el que desprecia las cosas pequeñas, poco a poco se arruinará”(Ecli.19,1).

II) CUÁLES SON LOS EFECTOS DESASTROSOS DE LA TIBIEZA
ANTES QUE NADA, LA TIBIEZA DESAGRADA SUMAMENTE A DIOS: “porque no eres ni frío ni caliente, comenzaré a vomitarte de mi boca” (Apoc.3,16).
EJEMPLO: LAS VÍRGENES NECIAS fueron excluidas del festín de bodas por no haber alimen­tado la llama de la caridad con el aceite de las buenas obras (Mt. 25 12);
- las Vírgenes prudentes, al coger sus lámparas, llevaron aceite consigo;
- las vírgenes necias, las tibias, las descuidadas, no quisieron llevar aceite de reserva;
- como tardó en venir el Esposo, Nuestro Señor Jesucristo, las vírgenes se adormecieron, el aceite se fue consumiendo;
- cuando ya venía el Esposo, recién allí las vírgenes tibias fueron a buscar aceite, pero el Esposo llegó, se llevó a las vírgenes juiciosas, y se fue a las bodas;
- cuando las Vírgenes tibias tocaron a la puerta, Nuestro Señor les dijo: “En verdad os digo, no os conozco”
- y las vírgenes tibias se quedaron para siempre afuera, en las tinieblas exteriores…
¡QUÉ TERRIBLE! , ESCUCHAR DE LA BOCA DE NUESTRO SEÑOR: “¡En verdad os digo no os conozco!” que es como decir:
“¡no las quiero, no me agradan, son tibias, descuidadas, salgan de mi presencia, no las quiero volver a ver, fuera!”

SÍ, LA TIBIEZA DESAGRADA SUMAMENTE A DIOS.
· TAMBIÉN, LA TIBIEZA AFECTA EL ALMA DE NUESTRO PRÓJIMO, pues el tibio, aún sin saberlo, es un mal ejemplo para las personas que lo rodean, para su familia, pues su comportamiento causa relajación.

EL TIBIO, LA TIBIA:
perezosa, se levanta tarde, o apenas con el tiempo preciso para prepararse;
¿hacer las oraciones de la mañana?: algo breve, brevísimo, si es que las hace;
descuida sus cosas personales, descuida las cosas de su trabajo; “ahora que no me ve el jefe, aprovecho para hacer estas cosas mías”.
No le importa llegar tarde a Misa, y además pensará: “¿para qué ir con velo? ¿para qué usar falda?”
¡y qué trabajo para arrodillarse!, cuando puede, mejor se la pasa sentada;
¡y qué manera de sentarse!,
¡ay!, y esos bostezos…
Cuando hace la señal de la cruz, parece que hace un garabato;
¿Hacer un poco de lectura espiritual?: ¡qué ilusión!, mejor enciende la T.V o se pone a navegar por Internet
¿Algún día hacer un sacrificio?: el tibio dirá: “no estamos en Cuaresma”, pero en Cuaresma tampoco los hace.
¿Rezar el Rosario?: “¡qué martirio!” , ¿rezarlo de rodillas?: “ni pensarlo”;

¿Hacer examen de conciencia antes de dormir?: “¡qué flojera!”, apenas si lo hace cuando se va a confesar, es más, comienza a hacerlo cuando recién se forma en la fila;
(no lo preparó por la mañana, o desde el día anterior);
¿Rezar las oraciones de la noche?: “¡qué pereza, tengo sueño!”,
por eso, reza poco, muy poco, sólo lo esencial, lo estrictamente esencial y a dormir!

SÍ, EL PRÓJIMO QUE LLEGARA A CONTEMPLAR O A SABER ESTAS COSAS y otras más todavía, quedaría afectado por el mal ejemplo,
El tibio propaga fácilmente la enfermedad de la relajación.


· Y, CLARO ESTÁ, LA TIBIEZA AFECTA SOBRETODO A LA MISMA ALMA QUE ES TIBIA
a) LA TIBIEZA O "HÁBITO DEL PECADO VENIAL" CONDUCE CASI INFALIBLEMENTE AL PECADO MORTAL.
En efecto, arruina los dos los factores principales de la actividad espiri­tual, que son la gracia de Dios y la buena voluntad:
— la gracia de Dios : por su negligencia en usar bien de los medios que aseguran la gracia (sacramentos y oración), el alma tibia disminuye sin cesar el caudal de gracias, y por su negligencia en corresponder a ellas, acaba por serles in­sensible;
— la buena voluntad: por el hábito del pecado venial, el alma tibia debilita su voluntad y fortifica al contrario sus defectos e inclinaciones viciosas.

b) LA TIBIEZA CAUSA LA CEGUERA DE LA CONCIENCIA.
En efecto, a fuerza de excusar sus faltas, el tibio acaba por falsear su juicio; pierde el horror al pecado, no concede importancia a las faltas leves, mira como leves faltas en sí mismo graves; y de este modo se forma una conciencia relaja­da, que no sabe reconocer ya la gravedad de los pecados e imprudencias que comete.

c) FINALMENTE, LA TIBIEZA ES "UN COMIENZO DE REPROBACIÓN", según afirmación del Padre Chaminade.
Y es que para merecer el cielo es preciso hacer buenas obras y practicar las virtudes cristianas.
Ahora bien, la tibieza paraliza las buenas obras y las virtudes cristianas...

VARIOS TEXTOS DE LA SAGRADA ESCRITURA CONFIRMAN ESTA APRECIACIÓN:
— A propósito de la higuera infructuosa de la viña, el señor de la viña dice al viñador : "Córtala ya: ¿para qué ha de ocupar terreno en balde?" (Lc. 13 7);
— Jesús, no habiendo encontrado fruto en la higuera que estaba junto al camino, pues cubierta de hojas, entonces Él la maldijo y se secó al instante (Mt. 21 18-19);
— "Todo sarmiento que en Mí no llevare fruto, será cortado" (Jn. 15 2);
— El servidor negligente es condenado por no haber hecho fructificar su talento (Mt. 25 30); "no se lee en el Evangelio otra causa de su condenación, sino porque no quiso acrecentar el talento que le dieron" (Rodríguez, I, 1, 8);


III) ALGUNOS REMEDIOS CONTRA ELLA
NO HAY REMEDIO FÁCIL para curar la tibieza; se necesita un verdadero milagro:
“Utinam frigidus esses”: “ojala fueses frío”;
“OJALÁ FUESES FRÍO” PUES EL PECADO MORTAL ES CAPAZ DE PRODUCIR UN TEMOR SALUDABLE, y el Sacramento de la Penitencia cura al pecador...
Pero el tibio permanece invencible, sin dolor, y la absolución no produce prácticamente en él ningún efecto.

¿QUÉ HACER, PUES?
Primero debemos examinarnos para ver si acaso somos también nosotros paralíticos espirituales (TIBIOS); y si encontramos que lo somos, entonces debemos seguir las órdenes de Jesús:
“¡Levántate, toma tu camilla y vete a tu casa!”.

1) DEBEMOS COMPRENDER EL TRISTE ESTADO DE NUESTRA TIBIEZA.
Puede ser preciso un retiro bien practicado, o algún terrible accidente.
Luego, es necesario acudir a Jesús, y ello con fe, con humildad, con confianza; es preciso orar fervorosamente: “Domine, ecce quem amas, infirmatur” (Jn.11,3). “Señor, aquél a quien amas está enfermo”; Después de tener un verdadero y sincero dolor, hacer una buena confesión. “Con­fide fili, remittuntur tibi peccata tua...

2) “¡SURGE!”: “¡LEVÁNTATE!”.
Hora est jam nos de somno surgere; “ya es hora de levantarnos de nuestro sueño” (Rom.13,2) Y luego ánimo, energía para romper nues­tras cadenas...
Regnum coelorum vim patitur... “El Reino de los cielos padece violencia, y sólo los violentos lo arrebatan” (Mt.11,12)

3) “TOLLE GRABATUM TUUM”: “TOMA TU CAMILLA”.
Arrojemos fuera el lecho de nuestras pasiones, de nuestros malos hábitos, y esto sin repugnancia, sin oír las voces de nuestra naturaleza...
« Si quis vult post me venire, abneget semetipsum, et tollat crucem suam... »
« quien quiera venir en pos de Mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga”(Mt.16,24)
« Qui Christi sunt, carnem suam crucifixerunt cum vitiis et concupiscentiis »
« los que son de Cristo, han crucificado su carne, con sus vicios y sus concupiscencias »(Gal.5,24)

4) “ET VADE IN DOMUM TEAM”: “Y VETE A TU CASA”.
Nuestra casa es:
a) Nuestra alma; entremos en nosotros mismos, huyamos del mundo y de las ocasiones peligrosas, llevemos una vida de recogimiento...
b) La Iglesia; asistamos a la san­ta Misa, hagamos visitas más frecuentes a Jesús en el Sagrario...
c) El cielo; pensemos en él más a menudo...
“¡Quam sordet tellus, dum coelum aspicio!”
“qué despreciable me parece la tierra cuando miro hacia el cielo”

CONCLUSIÓN
SI TUVIÉSEMOS ALGUNA VEZ ESTA PELÍGROSÍSIMA ENFERMEDAD DE LA TIBIEZA, acordémonos de las palabras de Nuestro Señor: “Conozco tus obras: no eres ni frío, ni caliente;
¡Ojalá fueras frío o caliente!
Pero como eres tibio…, estoy por vomitarte de mi boca;
Te aconsejo que para enriquecerte, compres de Mí oro acrisolado al fuego; ( trabajar con esfuerzo, tener espíritu de sacrificio)
Te aconsejo que adquieras de Mí vestidos blancos para que te cubras y no aparezca la vergüenza de tu desnudez;
(hacer buenas confesiones, y sobretodo, tener buenos propósitos de enmienda para así purificar nuestra alma)
(Apoc. 3,15 y ss).
“Yo reprendo y castigo a todos los que amo.
Ten, pues, valor y conviértete.
Mira que estoy a la puerta y llamo” (Apoc. 3,19-20).

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