miércoles, 8 de octubre de 2008

LAS MALDICIONES

Sermón - Domingo XXI después de Pentecostés - Octubre 2008

Queridos fieles, CONTINUEMOS ESTUDIANDO LOS PECADOS DE LA LENGUA;
Ya hemos visto la mentira, las malas palabras, la contumelia (injuria al prójimo estando él presente) y la difamación (hablar mal del prójimo en su ausencia);
AHORA HABLEMOS DE OTRO PECADO MUY COMÚN no sólo en el lenguaje de la antigüedad, sino en las gentes de todos los tiempos,
sobretodo en medios vulgares y entre mujeres malhabladas, me refiero a la MALDICIÓN.

¡CUÁNTAS MALDICIONES SE VOMITAN CADA DÍA!
UN AUTOR ESCRIBIÓ: “Por el mundo, no se oyen sino maldiciones del marido contra la mujer, de la mujer contra el marido, maldiciones de los papás y mamás contra los hijos, de los hijos contra los papás; El vecino maldice a sus vecinos, el jefe a su empleado y el empleado a su jefe; En una palabras, todo está lleno de maldiciones”
SE MALDICE la lluvia, el frío, el calor;
se maldice al perro que ladra, a la mosca molesta, al mosquito que pica;
se maldicen las plantas, las frutas, los objetos;
se maldicen las llaves, que no quieren abrir la cerradura;
Se maldice al “Mouse” que no quiere funcionar;
¡HASTA SE MALDICEN los huecos de la calle!
EN UNA PALABRA, casi nadie ni nada se escapa de ser maldecido.
Y sin embargo, Dios dijo: “Bendecid y no maldigáis” (Rom.12,14) “Ni los fornicarios, ni los adúlteros, ni los MALDICIENTES, poseerán el reino de Dios”. (I. Cor. 6,9-10)

QUERIDOS FIELES, ES NECESARIO EXTIRPAR YA DE NOSOTROS este pésimo hábito de la maldición, si no queremos nosotros correr el riesgo de ser arrojados al lago de fuego y azufre, donde se lanzarán terribles maldiciones, unos contra otros, las cuales durarán por los siglos de los siglos.

POR ESO, PARA CONOCER MÁS ESTE PECADO Y LUCHAR CONTRA ÉL, veamos los siguientes puntos:
1) ¿Qué es la maldición y cuántos tipos hay de ella?
2) Veamos cuánto mal se hace con la maldición
3) ¿Y qué tan grave pecado es maldecir?


1) ¿QUÉ ES LA MALDICIÓN Y CUÁNTOS TIPOS HAY DE ELLA?
Recordemos que hay varias maneras de ofender al prójimo con nuestras palabras:
i) si las malas palabras dañan el honor del prójimo, el pecado se llama CONTUMELIA (Cuando uno insulta a otro en su cara);
ii) si las palabras dañan la fama del prójimo, entonces el pecado se llama DETRACCIÓN ( ó Difamación)
iii) y si las palabras dañan la prosperidad de otro, el pecado se llama MALDICIÓN (cuando alguien con sus palabras le desea un mal a otro);

DEFINICIÓN.- Entonces, maldición es cuando uno profiere un mal contra la prosperidad del prójimo.
HAY TRES TIPOS DE MALDICIONES: la causal imperativa, la imperativa secundaria y la de deseo.
a) MALDICIÓN CAUSAL IMPERATIVA.- Este modo de maldecir le compete principalmente a Dios, cuya palabra causa los males que de un modo imperativo enuncia. Es decir, cuando Dios maldice algo ó alguien, su palabra es completamente eficaz, y por lo tanto, lo que Él maldiga quedará maldito. Tenemos muchos ejemplos de esto en la Sagrada Escritura:
- Después del pecado original Dios le dijo a Adán: “¡Maldita sea la tierra que tú trabajes!” Y desde ese momento, el hombre ha luchado contra la esterilidad de la tierra.
- También, recordemos que Jesús, una mañana, cuando volvía a la ciudad, tuvo hambre; y viendo una higuera junto al camino, se acercó a ella, pero no halló en ella sino hojas. Entonces maldijo la higuera diciendo:
“¡nunca más nazca fruto de ti! Y, al instante, la higuera se secó. Viendo esto, los discípulos, se maravillaron” (Mt.21,18-20).

Los hombres, por sí solos, no pueden proferir maldiciones contra otros de esta forma causal imperativa, sino sólo de forma imperativa secundaria y de deseo.
Por eso, Santo Tomás de Aquino definirá la maldición como: Locución “por la cual se pronuncia un mal contra alguien, imperando o deseando”.

b) MALDICIÓN IMPERATIVA SECUNDARIA.- Es cuando alguien amenaza o manda hacer algún mal a otro, y también, cuando alguien pide a Dios que mande males sobre otros.
POR EJEMPLO, las que la han efectuado los profetas en nombre de Dios, cuando ellos lanzaron maldiciones para cegar las mentes, endurecer los corazones de los hombres y propiciarles males, en castigo de los pecados que habían cometido.
Sólo los santos, por la oración, pueden obtener de Dios castigos para los demás o el cumplimientos de sus imprecaciones.
RECUERDEN LO QUE HIZO EL PROFETA ELISEO: Unos jóvenes se burlaron de él por ser calvo, y entonces él se dio vuelta y los maldijo en nombre de Yahvé; entonces salieron dos osas del bosque y destrozaron a cuarenta y dos de esos muchachos. (IV Rey. 2,23)
También, en este tipo de maldiciones, entran los MALEFICIOS, los cuales son lanzados por brujos, hechiceros ú otras personas, que logran cierta eficacia a sus maldiciones por intervención diabólica.

c) MALDICIÓN DE DESEO.- Es la más común, y como su nombre lo dice, es cuando alguien le desea un mal a otro.
Ejemplos: desear que alguien se muera, que se enferme, que le vaya mal en los negocios, que le vaya mal en la escuela, que corte con su novio, etc.

2) VEAMOS CUÁNTO MAL SE HACE CON LA MALDICIÓN
El que maldice, injuria a Dios, injuria al prójimo, y se hace un gran daño a sí mismo.
a) EL QUE MALDICE INJURIA A DIOS.- El que se irrita hasta prorrumpir en maldiciones, ultraja a Dios, combate sus infinitas perfecciones y quiere usurpar los derechos de su omnipotencia.
Todo pertenece a Dios. ¿Y qué hace el maldiciente en su cólera?
Blasfema contra la Providencia divina, en vez de reconocer que todo está dispuesto por su sabiduría; En lugar de sujetarse a Dios cuando le sucede alguna cosa funesta, y de decir como el santo Job: “Dios sea bendito, hágase su voluntad”, se desenfrena en maldiciones execrables.
Y a veces, el maldiciente, irritado contra alguien, llega a desearle mil veces la muerte, ¡y hasta llega a desear que Dios lo sepulte en el infierno!
¡qué gran injuria para Dios!
El maldiciente no puede destruir a ese hombre, ¡y quiere que Dios sea el ejecutor de su mal intento! ¿se puede tratar más indignamente al Señor y envilecer más su suprema majestad?
b) EL QUE MALDICE INJURIA AL PRÓJIMO.-
Dijo Dios: “será escuchada la imprecación del que te maldijere en la amargura de su alma; y oírle ha su Creador” (Eccli.4,6)
Dios permite algunas veces, que sea oído el que en la amargura de su alma maldice contra su prójimo.
Escribió un autor: “Si el papá maldice a su mujer y a sus hijos, Dios, para castigar al que maldice, podría sacarlos de este mundo cuando el papá más los necesitare. Muchas veces, las maldiciones de los padres y de las madres sobre sus hijos, tienen su cumplimiento”.

San Agustín refiere en libro 22 de la ciudad de Dios un ejemplo bien trágico de esto que venimos hablando: El dice que una madre que tenía siete hijos y tres hijas muy rebeldes, no pudiendo sufrirlos, los llevó un día junto a la pila donde habían sido bautizados, y allí les deseó la maldición de Caín.
¿Cuál fue la maldición de Caín? Pues Dios le dijo: “La voz de la sangre de tu hermano está clamando a Mí desde la tierra. Por eso, andarás maldito, lejos de esta tierra… Fugitivo y errante vivirás sobre la tierra”. (Gén. 4,10 y ss)

Y la maldición de la mamá se cumplió inmediatamente; pues a partir de ese momento, todos sus hijos tuvieron grandes temores y anduvieron errantes de provincia en provincia; Dos llegaron a Hipona, y con la aplicación de las reliquias de San Esteban se curaron, de los otros, no se sabe su paradero.

Si la maldición no tiene siempre su efecto, es porque Dios protege al prójimo de los tiros furiosos del que maldice.

c) EL QUE MALDICE SE HACE UN GRAN DAÑO A SÍ MISMO

ESCRIBIÓ UN AUTOR: “¡Infeliz tú que maldices a tu prójimo! Tú querrías en tu cólera que tus horribles imprecaciones se cumpliesen; más esto no está en tu poder, y tus blasfemias recaerán sobre ti”.
ESTO ES LO QUE ORDINARIAMENTE SUCEDE. Después de haber echado la maldición sobre la mujer, sobre los hijos, sobre los vecinos, sobre los campos, viene a caer sobre su autor. Si alguien se complace en maldecir, la maldición recaerá sobre él.
DIOS MISMO LO DIJO: “Alguien amó la maldición, pues la maldición vendrá sobre él; desechó la bendición, pues la bendición se alejará de él” (Salm. 108,18)


“La maldición lo rodeará como un vestido y estará todo cubierto de ella”.
Aún la maldición es peor que el vestido incómodo; pues el vestido que incomoda se quita; pero no sucede así con la maldición, pues Dios también dijo: “(La maldición), penetrará como agua en el interior del hombre, se introducirá como el aceite en sus huesos, estará todo rodeado de ella, como un cíngulo””.

ESTO QUIERE DECIR QUE EL QUE MALDICE, estará interior y exteriormente expuesto a los tiros de la venganza divina, la cual no perdonará a ninguna parte de su cuerpo, y lo hará todo entero víctima de su maldición y objeto eterno de su justicia.
QUERIDOS FIELES, CON TODO ESTO QUE HEMOS DICHO, ya podemos darnos una idea del grave daño que causa la maldición.

3) ¿Y QUÉ TAN GRAVE PECADO ES MALDECIR?

CLARO ESTÁ, LAS MALDICIONES QUE LANZA DIOS Y LAS QUE DICEN LOS SANTOS EN NOMBRE DE DIOS, no son pecado, sino actos virtuosos de la justicia divina para castigar al culpable, ó actos de su misericordia, para prevenir que el hombre no cometa ciertos pecados graves por temor a incurrir en los castigos divinos.

PERO LA MALDICIÓN PROPIA Y FORMAL, la que se hace imperando o deseando el mal al prójimo, es un pecado grave contra la caridad y también, a veces, contra la justicia.
- Es un pecado contra la caridad al querer el mal del prójimo ó mandar que se lo hagan, pues por la caridad amamos al prójimo y queremos su bien.
El deseo del mal es odio al prójimo.
- Y es un pecado contra la justicia, cuando por nuestra maldición se cause efectivamente algún daño injusto al prójimo.
POR ESO, LA MALDICIÓN ES DE SUYO PECADO MORTAL, y será tanto más grave, cuanto mayor sea nuestra obligación de amar y reverenciar a la persona a quien maldigamos.

DE ALLÍ QUE DIOS HAYA DICHO: “Quien maldiga a su padre ó a su madre, sea castigado con la muerte; caiga su sangre sobre él (Lev.20,9)
POR ESO, TODA PALABRA DE MALDICIÓN QUE VAYA DIRIGIDA A LOS SUPERIORES, sacerdotes, obispos y personas de cierta dignidad, son mucho más graves. Incluso, las maldiciones graves dirigidas a los superiores, aún proferidas sin un deseo verdadero interior, implican falta grave de respeto.
LA MALDICIÓN QUE VA CONTRA DIOS ES GRAVÍSIMA, y es también una blasfemia.


SIN EMBARGO, PUEDE OCURRIR QUE PROFERIR UNA PALABRA DE MALDICIÓN SEA SÓLO PECADO VENIAL:
- ya sea por la pequeñez del mal que uno deseé a otro al maldecirle, (MATERIA LEVE)
- ya sea por los sentimientos del que profiere tales palabras de maldición, cuando lo hace por ligereza, por broma ó por algún aturdimiento de la ira. (SIN PLENA ADVERTENCIA Ó SIN PLENO CONSENTIMIENTO)

LAS MALDICIONES A LOS ANIMALES O SERES IRRACIONALES, en sí mismos, es algo ocioso y vano, y por lo tanto es pecado (normalmente es venial). (ejem: decirle al perro: “muérete”).
Pero las maldiciones a los animales y seres irracionales con relación a los hombres o como posesión de ellos, equivalen al deseo del mal de los mismos hombres. (ejemplo: maldecir la finca de alguien para que no produzca).
Pero maldecirlos como criaturas de Dios, entraña maldición implícita del mismo Dios y blasfemia.

CONCLUSION
Queridos fieles, cuidemos nuestras bocas. Ya no maldigamos a nada ni a nadie.
Tengamos caridad y compasión hacia nuestro prójimo.
En el Evangelio, ¿qué hizo el rey con el siervo malo que no tuvo compasión de su compañero?
Pues lo entregó a los verdugos hasta que pagase la última deuda.
Y Nuestro Señor terminó su parábola diciendo:
“Así hará también con vosotros mi Padre celestial si no perdonareis de corazón cada uno a su hermano”

Queridos fieles, si esto hará el Padre celestial con los que no perdonan, ¿Qué hará con los que además maldicen?
Por eso, queridos fieles, hagamos lo que nos ha pedido nuestro Dios: (Hijitos míos), “¡bendecid a los que os persiguen, bendecid y no maldigáis!... ¡No devolváis a nadie mal por mal, sino venced el mal con el bien!... Así seréis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir el sol sobre buenos y malos”

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