DÍA MEMORABLE porque Dios también nos escogió a nosotros, pueblos de la gentilidad, para llegar a ser también hijos suyos y herederos del cielo.
¿QUÉ HACÍAN NUESTROS ANTEPASADOS (los gentiles) antes de la venida del Mesías, su Dios, su Salvador, su luz y su esperanza? Vivían entregados a toda clase de crímenes y de desórdenes, enemigos de Dios, esclavos del demonio, víctimas destinadas a venganzas eternas. PERO UN DÍA COMO HOY, en la persona de los tres Reyes Magos, Dios nos invitó al conocimiento de la verdadera religión, y de esta manera nos abre las puertas del cielo.
¡POR ESO, HOY ES UN DÍA GRANDE, DÍA GRANDE PARA DAR GRACIAS A DIOS!, pero también para reflexionar qué hemos hecho nosotros, para corresponder a tantas gracias que Él nos ha dado y sólo por pura misericordia.
EN ESTE DÍA, HAGAMOS ALGUNAS REFLEXIONES:
Veamos la enorme fe de los Reyes Magos, fe viva que les hizo practicar las virtudes de un modo heroico; y mientras vamos recordando sus admirables ejemplos, comparemos estas acciones con las que hacemos nosotros. QUIZÁS ESTO NOS SIRVA PARA SACUDIR NUESTRAS CONCIENCIAS y para que ya nos entreguemos completamente al servicio de Dios.
FE VIVA DE LOS REYES MAGOS QUE LES IMPULSA A OBRAR ADMIRABLEMENTE
SU PRONTITUD EN EL SERVICIO DE DIOS
La misma noche que nació Nuestro Señor, unos ángeles les avisaron en sueños a los tres Reyes, de que ya había nacido el Mesías y Redentor que esperaban, el que estaba prometido en sus Escrituras y profecías, y que les sería dada para buscarle aquella estrella que Balaám había profetizado.
Al despertar, se encendieron en grande amor y deseos de conocer a Dios hecho hombre, adorarle por su Creador y Redentor y servirle con más alta perfección.
Apenas divisan la estrella milagrosa, cuando, sin pararse a examinar nada, parten en busca de su Salvador, con tanta prisa, con tan encendido deseo, que nada es capaz de detenerlos.
¿Y NOSOTROS, QUERIDOS FIELES? ¿tenemos prontitud en el servicio de Dios? Dios, a nosotros nos ha dado más de una estrella para llegar a Él: nos ha dado la gran estrella, el ejemplo de Nuestro Señor Jesucristo; nos ha dado también a
SU GENEROSIDAD
LOS REYES MAGOS VENCIERON TODAS LAS DIFICULTADES y todos los obstáculos que se les oponían, por seguir a la estrella. Han de abandonar su país, su casa, su familia, su reino, en una palabra, han de separarse de todo lo que más aman en el mundo; han de prepararse a soportar las fatigas de un largo y penoso viaje, hecho en la estación más rigurosa del año : todo parece oponerse a su intento.
¡CUÁNTAS BURLAS NO HAN DE SUFRIR DE PARTE DE LOS HOMBRES! ¡Pero, no! nada es capaz de detenerlos en un proyecto de tanta importancia.
VEAN PRECISAMENTE EN QUÉ CONSISTE, QUERIDOS FIELES, EL MÉRITO DE
¿Y NOSOTROS, QUERIDOS FIELES, DÓNDE ESTÁ NUESTRA GENEROSIDAD? ¡quizás no existe! ¡o no ha existido nunca! pues quizás nosotros, cuando encontramos dificultades en nuestras vidas, ya no queremos seguir la estrella.
Se requiere soportar muchas cruces para llegar a donde está el Niño Dios, para llegar a la santidad; Si no tenemos amor a la cruz, perderemos la santidad, es más, ya desde ahora nos podemos ir despidiendo de ella; Recordemos ese pasaje del Evangelio, cuando Nuestro Señor invitó a un joven rico a seguirlo, a vender todas sus cosas, regalarle el dinero a los pobres y a seguirlo; el joven rico no quiso hacerlo; Nuestro Señor lo miró con tristeza…
¡A CUÁNTOS DE NOSOTROS, QUERIDOS FIELES, QUE NO TENEMOS AMOR A LOS SACRIFICIOS, NUESTRO SEÑOR NOS MIRARÁ TAMBIÉN CON TRISTEZA!
¡Imaginémonos esta mirada de tristeza de Nuestro Señor sobre nosotros, a ver si así nos movemos a hacer generosos!
SU PERSEVERANCIA
Y VEAN, QUERIDOS FIELES, HASTA QUÉ PUNTO LLEVAN LOS MAGOS SU PERSEVERANCIA.
Llegando a Jerusalén, la estrella que los había guiado en su viaje, desaparece de su vista. Ellos creen que ya están en el lugar donde ha nacido el Salvador, a quien vienen a adorar, y piensan que Jerusalén entera se hallará en el colmo de la mayor alegría, por el nacimiento de su libertador.
¡ QUÉ DESENCANTO ! ¡ QUÉ SORPRESA PARA ELLOS ! Jerusalén, no sólo no da señal alguna de alegría, sino que hasta ignora si el libertador ha nacido.
¡ QUÉ PRUEBA PARA SU FE ! ¿Se necesitaba más para renunciar a su propósito y regresar lo más secretamente posible a su país, por temor de ser la burla de todo Jerusalén ?
¡ AY, QUERIDOS FIELES! ESTO HUBIERAN HECHO MUCHOS DE NOSOTROS, si hubiese sido sometida su fe a semejante prueba. PERO TODO ESTO, LEJOS DE DESANIMAR A LOS REYES MAGOS, les sirve, por el contrario, para afirmarlos en su resolución. Y POR ESO CONSULTAN A LOS DOCTORES, como gente versada en las profecías donde se indicaba el lugar y el momento en que el Mesías había de nacer; NO IMPORTÁNDOLES NADA EL RESPETO HUMANO, penetran hasta en el palacio de Herodes, y le preguntan dónde está el rey que acaba de nacer, declarándole, sin miedo alguno, que han venido a adorarle. QUE EL REY SE OFENDA CON ESTE LENGUAJE, POCO LES IMPORTA ; nada es capaz de detenerlos en una empresa tan importante; quieren hallar a su Dios a toda costa.
¡ QUÉ VALOR, QUERIDOS FIELES, QUÉ FIRMEZA !
SU AMOR
Los doctores de la ley les dijeron que todas las profecías anunciaban que el Mesías había de nacer en Belén, y que el tiempo era llegado. Apenas recibida la respuesta, se pusieron en camino para aquella ciudad. Partieron solos de Jerusalén ; ¡ y con qué puntualidad ! ¡ Oh ! ¡ qué fe la suya ! ¿ Los dejará Dios sin recompensa ? Ciertamente que no.
HAN SALIDO APENAS DE
UNA VEZ ALLÍ SE DETIENE Y PARECE DECIRLES:
“Ved a Aquél a quien he venido a anunciaros. Ved al esperado de las gentes.
¡Sí, entrad, y le veréis! Él es el engendrado desde toda la eternidad,
que acaba de nacer, es decir, que acaba de tomar un cuerpo humano,
el cual debe sacrificar para salvación de su pueblo.
No os espante las condiciones de miseria en que le veréis.
Envuelto se os presenta en pobres pañales ;
pero es el mismo que lanza el rayo desde lo más alto de los cielos.
Su voz estremece los infiernos, porque los infiernos ven en Él a su vencedor”.
LOS SANTOS REYES SIENTEN ENTONCES SUS CORAZONES TAN ENCENDIDOS DE AMOR, que se arrojan a los pies de su Salvador y riegan con sus lágrimas la paja que le está sirviendo de cama.
¡QUÉ ESPECTÁCULO, Queridos fieles! Unos reyes reconociendo por su Dios y Salvador a un tierno niño tendido en un pesebre, entre dos sencillos animales!
¡OH! ¡CUÁN PRECIOSA COSA ES
Su divinidad, por el incienso, que es debido sólo a Dios;
su humanidad, por la mirra, que se emplea para embalsamar los cadáveres
su soberanía, por el oro, que es el ordinario tributo que se paga a los soberanos.
Pero esta ofrenda expresa aún mucho mejor los sentimientos de su corazón :
su ardiente caridad, manifestada por el oro, símbolo de ella;
su tierna devoción, figurada por el incienso;
los sacrificios que con corazón mortificado hacían a Dios, representados por la mirra.
CONCLUSION
¡ OH ! ¡QUÉ VERGÜENZA PARA NOSOTROS EN EL DÍA DEL JUICIO, cuando el Salvador compare nuestra conducta con la de los Reyes Magos, que todo lo dejaron y sacrificaron antes que resistir a la voz de la gracia que los llamaba !
¿Y QUÉ HACER, QUERIDOS FIELES?, ¿QUÉ HACER?
Pues hoy, de rodillas, ante el Niño Dios, cuando lo tengamos en el pecho, durante
Digámosle al Niño Jesús, que nuestra vida ya va a cambiar, que ya tendremos más prontitud en su servicio, más generosidad, más perseverancia.
Ofrezcámosle todo nuestro corazón, acompañado de firmes propósitos, propósitos firmes y concretos: Ofrecerle nuestro oro, nuestro incienso y nuestra mirra:
Nuestro oro que es nuestro amor generoso; amor para consolarlo especialmente por los pecados que se cometen en el mundo; ¡pero eso sí, antes que nada, nosotros ya no los cometamos más!
Nuestro incienso que es una oración tierna y fervorosa, que suba al cielo todos los días, especialmente el Primer Viernes y el Primer Sábado de Mes…
Y nuestra mirra, que son los sacrificios que haremos por agradarle, especialmente los sacrificios que tengamos que hacer para venir a Misa, los Primeros Viernes y Sábados de mes.